jueves, 27 de noviembre de 2008

VEINTE MESES

Veinte meses sin salir de unas fronteras que yo me impuse por la confianza en el amor en una mujer y mi posterior frustración aderezada por el abandono de una parte de mi ser.
Nervioso e incrédulo al sacar el billete y acomodarme en el vagón, liberado cuando el tren acometió su marcha hacia Madrid. Una hermoza ciudad que en un sólo fin de semana me devolvió a la cordura y a la paz.
Lugares mágicos para mí. Mezcla de gentes, expresivos rostros que destilan vida y sentimientos dispares tras los que hay historias para cubrir mucho papel con mis palabras. Viejas calles y luces nuevas. Metro y coches. Yo con el privilegio de no tener prisa por vivir, tan sólo muchas ganas ...
Y la soleada mañana del domingo, acompañado por más de siete mil desconocidos, unir mi voz a la suya para animar y disfrutar de unos gladiadores que en la cancha nos llevan del error más humano a la trabajada coreografía de bloqueos, mates, imposibles saltos, cruces, choque de cuerpos, rostros cansados pero no rendidos. Diseñadas estrategias que se transforman en cuestión de segundos en otras inventadas atropelladamente por el ingenio de grandes deportistas. Acaba el partido entre aplausos y vítores al vencedor y al digno vencido.
Regreso al tren y a mi vida normal, no triste sino esperanzado. Aliviado, libre de mis ataduras y con una olvidada sonrisa en mi rostro.

martes, 18 de noviembre de 2008

S

"S"
Mis ojitos se zambullen
en el profundo amor de los tuyos,
ojos sinceros, luceros de nuestro querer.
Y ambos se funden en el crisol de los sentimientos.

Mi torpe palma recorre tu rostro
desde tu frente hasta tu barbilla,
desde tu norte hasta tu sur,
para impregnarse de ti.

Tus yemas,
suaves plumas de mítica ave,
se deslizan por mis mejillas arreboladas.
Luego, recorren mis labios
en un húmedo balanceo,
de mi este a mi oeste y vuelta.

Y, entonces, nos besamos.
Labios con labios.
Lenguas entrelazadas ansiosas de amarse.

Y es que,
tú siendo tú y
yo siendo yo,
tú eres yo y
yo soy tú.
Ramón Murias Granell. 17 de noviembre de 2008

miércoles, 12 de noviembre de 2008

UNA BELLA POESÍA DE SALINAS

"PÉRDONAME"
Perdóname por ir así buscándote
tan torpemente, dentro
de ti.
Pérdoname el dolor, alguna vez.
Es que quiero sacar
de ti tu mejor tú.
Ese que no te viste y que yo veo,
nadador de fondo, preciosísimo.
Y cogerlo
y tenerlo yo en lo alto como tiene
el árbol la luz última
que le ha encontrado al sol.
Y entonces tú
en su búsqueda vendrías, a lo alto.
Para llegar a él
subida sobre ti, como te quiero,
tocando ya tan sólo a tu pasado
con las puntas rosadas de tus pies,
en tensión todo el cuerpo, ya ascendiendo
de ti a ti misma.
Y que a mi amor entonces le conteste
la nueva criatura que tú eras.
Salinas de "La voz a ti debida"

sábado, 8 de noviembre de 2008

¿POR QUÉ?

¿Por qué vuelvo a escribir en un blog?
Para expresar mis sentimientos a través de mis poesías, para escribir mis opiniones personales, para divulgar la obra de grandes poetas y poetisas. Y porque me hace sentir muy bien.
No olvidéis que la poesía hay que leerla para disfrutar de su musicalidad, de sus imágenes; pero que requiere un esfuerzo intelectual y emocional para desentrañar su sentido.
Afronto esta nueva etapa más esperanzado, aunque siga viajando solo.
A veces aparecerán cartas dirigidas a Marie. Ella no existe más que en mi mente y en mi corazón, es la mujer que deseo encontrar y conocer. Su nombre está tomado del personaje de la trilogía de Bourne. Se encontró con un desconocido -hasta para sí mismo-, lleno de tribulaciones y le dio todo ... hasta la vida.
Hay un dicho en medicina del que desconozco su autor y dice: "Si no sabes lo que buscas, no entenderás lo que encuentras". Esta frase es perfectamente aplicable a muchos aspectos de nuestras vidas. Os invito a reflexionar sobre ella.
Gracias por dedicarme unos minutos.
Ramón Murias Granell

lunes, 3 de noviembre de 2008

Ya estoy de vuelta


VOLVER

De una larga ausencia por culpas compartidas,
vuelvo.
Desde una oscura ceguera gélida,
regreso.
Fría alma mía
en fría consciencia sumida.
Fríos ojitos míos
cuyos párpados aletean acomodándose a una luz
que antes las lágrimas le negaban,
aquellas a las que el cálido amor de unos pocos evaporó
convirtiéndolas en negros nubarrones
alejándose de mí en busca de otras víctimas.
Por esto y gracias a ellos,
regreso.
Pacientemente, sin palabras, anhelantes, sufridores de mi dolor
me gritaron sin fatiga:
que el sentido está en mi amor,
que la esperanza está en mi espera,
que mi silencio les silenciaba,
que queriéndome a mí tanto, yo debía quererme.
Y por ellos y con ellos
vuelvo a derramar mis palabras.
De la mano de la antorcha de luz
que ellos encendieron y me encomendaron.
Gracias por obligarme a regresar a volcar mi corazón.
Ramón Murias Granell.
Noviembre 2008.