miércoles, 25 de febrero de 2009

"A"

Sentados al Sol en una terraza de Los Nietos. Disfrutando de una tarde de cine sin enterarnos de la peli. Reposando la comida en una playa de Águilas. Disfrazados de furtivos el día del padre... Tantos recuerdos imborrables.
Pero comprendo que antes no es ahora y que el tiempo perdido no se puede recuperar. Y esto no me puede entristecer, porque la felicidad que me entregaste la llevo en un rinconcito de mi corazón y de mi mente. Y eso es mucho y me acompañará siempre para poder afrontar el ahora y el mañana.
Ya se me agotaron las letras de tu nombre. Hasta siempre.
A veces el remolino de mis sentimientos
esconde mi sonrisa.
A veces el acecho de mis recuerdos
roba el brillo de mis ojos.
A veces el ruido de los silencios
aturde mis oídos.
A veces los amores extraviados
golpean mi corazón.
A veces mis esperanzas rotas
oscurecen mi alma.
A veces la negra pena
es mi reflejo en el espejo.

Y es que a veces, paso a paso,
se va transformando en siempre.

lunes, 9 de febrero de 2009

"N"

Nadando entre mis sueños.
Buceando entre las burbujas de mis recuerdos.
Unas apresuradas manos
rodean mi cuello con una cinta roja de raso
que se ruboriza por el cariño que ella pone
que se emociona, sabedora de nuestra cómplice felicidad.
Es un San Valentín entre semana,
la llevaremos hasta el anochecer.
Vivimos un amor a escondidas,
como ingenuos adolescentes,
cuando nuestros ojos brillantes
nos delataban ante el mundo.
Nada de materiales regalos,
nada de cenas al uso con velas.
El regalo éramos nosotros y
las velas, el destello de nuestro amor.
Duro decirse hasta mañana y vernos partir.
Alejados en nuestros lechos secuestrados
nos citábamos en la imaginación
para susurrarnos:
Fue un San Valentín entre semana
la cinta ...
la llevaremos hasta morir.