miércoles, 21 de enero de 2009

SEGUIR

A días de rosas
siguen días de sombras.
Como al día le sigue la noche,
al corazón encendido
le sigue el dolor del alma.
Y a la ilusión del amor compartido
le sigue la soledad del herido.
Cuando éramos inocentes
perseguíamos mariposas que, luego,
revolotarían en nuestro interior.
A las primeras citas
les siguieron las últimas despedidas.
A las risas tontas
les siguieron justos llantos.
A los paseos escondidos de la mano
les siguieron andares solitarios.
Pero igual que las coloridas mariposas
se escapaban de nuestras manos
para volver y continuar el juego alegre,
la esperanza nos guiará por el camino de vuelta.
Del adiós al encuentro.
Del llanto a la sonrisa.
Del dolor a la felicidad.
De la oscuridad a la luz.
Y a la sombra que era
la única compañía en mis pasos junto al mar
se unirá la de la mujer con la que envejeceré.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La pena escarba en tus entrañas,
la ilusión con fe te ilumina.
Esta es la eterna contradicción
que le da sentido a la vida.

Se paciente y ten esperanza
que el futuro a ti te depara
una mujer que te merezca
y que te enamore el alma.

¡Cuántas y cuántas tristezas
se acumulan en tus adentros!
Cuántos y cuántos momentos
de decir de nuevo -no puedo-
esta historia otra vez comienza.

¡No te hieras a ti mismo!
no te mereces esa pena.
Cuídate como a un frágil niño
que pronto habrá Luna Nueva.